jueves, 22 de mayo de 2014

Científicos americanos crean micromolinos para usar la energía eólica en la carga de móviles


Las aplicaciones de la energía eólica no tienen límites, pero seguro que pocos habrán pensado que el viento puede ayudar a cargar los teléfonos móviles. Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas, en Arlington, sí han tenido esa idea y la han desarrollado hasta convertirla en una realidad. ¿Cómo funciona este invento de estos científicos norteamericanos? La base es un minúsculo molino que alcanza una dimensión de 1,8 milímetros, que se colocarían a centenares en una funda para el teléfono móvil. El funcionamiento de este invento de Smitha Rao y J. C. Chiao es tan sencillo como colocar el móvil en la corriente y generar así la energía de la forma más tradicional, aprovechando la fuerza del viento. Los principios del invento se basan en el origami y en dispositivos semiconductores, ensamblados mediante técnicas de galvanoplastia.

"Los micromolinos trabajan bien porque la aleación de metal es flexible y el diseño de Smitha es minimalista y funcional", explica Chiao. WinMEMS, una empresa taiwanesa, es la que mostró interés en los trabajos en microrobótica de Rao y según confiesa este mismo investigador, esta empresa se mostró "muy sorprendida con la idea de los micromolinos". "Fue algo completamente inesperado para ellos y para sus inversores", añade. Obviamente, el producto todavía no se ha puesto a la venta y no está por ahora al alcance del público, pero las posibilidades comerciales del invento son inmensas sólo en este terreno en el que ya se ha aplicado en la fase experimental, habida cuenta de que una de las preocupaciones más habituales del consumidor es la escasa duración de la batería de los móviles, que en el caso de los smartphones, ya generalizados entre los usuarios, es todavía menor.

La primera prueba exitosa del invento tuvo lugar en septiembre de 2013. Las aspas de estos molinos no sufren fracturas incluso en condiciones de fuerte viento gracias a que se utilizó para su construcción una aleación de níquel. "El problema que tenían la mayoría de los diseñadores de MEMS es que los materiales que usan son demasiado frágiles. Con la aleación de níquel no tenemos ese problema, es muy, muy resistente", asevera Rao. Su coste de fabricación no sería muy elevado porque puede hacerse en serie a través de un molde. Y, además, sus aplicaciones son enormes. Por cientos sirven para cargar teléfonos móviles, pero a miles o a millones se podrían colocar en edificios. "Creo que sólo hemos arañado la superficie sobre la forma de utilizar estos micromolinos de viento", afirma uno de sus creadores.

WinMEMS ha firmado un acuerdo de colaboración con la Universidad de Texas precisamente para explotar el concepto. El centro universitario mantendrá la propiedad intelectual del invento y ya ha solicitado una patente provisional, mientras que la empresa taiwanesa explora las opciones comerciales de su la creación. Por el momento, WinMEMS se está ocupando de darlo a conocer, en diversas presentaciones públicas y a través de Internet. Los micromolinos se sitúan así en estas presentaciones junto a engranajes y pinzas de un tamaño tan reducido que son esenciales para la construcción de microrobots que se puedan utilizar como herramientas quirúrgicas, para la detección en zonas de desastre o como herramientas para el ensamblaje de máquinas de tamaño muy reducido.