El informe de 2014 de la Asociación Europea de la Energía Eólica (EWEA) no deja lugar a las dudas: incluso con matices, el sector goza de una salud
extraordinaria. Las malas noticias están en que hay una cada vez más acusada concentración, sobre todo
en Alemania y Reino Unido, países que acumulan el 59,5 por ciento de las instalaciones de energía eólica que se pusieron en marcha durante el pasado
año. Esa cifra, además, llega hasta el 77,2 por ciento si sumamos a ese grupo
de cabeza a Suecia y Francia. De la misma manera que estos países empujan el
sector eólico europeo, otros nombres importantes en su historia sufren
por la crisis y por los cambios de regulación. Con respecto a 2013, Dinamarca
redujo sus nuevas instalaciones nada menos que en un 90,4 por ciento, una cifra
no muy superior al 84,3 por ciento de España o el 75,4 por ciento de Italia.
Los datos generales del informe indican que a lo largo de
2014 se instalaron en toda Europea 12.819,6 MW de potencia eólica, 11.791,4 de
ellos dentro de la Unión Europea. De ellos, 10.308,1 forman parte de parques
eólicos tradicionales y 1.483,3 están en instalaciones offshore, con una inversión
estimada de entre 13.100 y 18.700 millones de euros. De esta manera, el Viejo
Continente puede presumir de sus 128,8 GW de potencia instalada, de los
cuales 8 se producen en sus parques marinos. Europa ha visto crecer su energía eólica
de forma ininterrumpida en los últimos catorce años, desde los 3,2 GW que se
instalaron en el año 2000 a los 11,8 de 2014, con un crecimiento anual medio
del 9,8 por ciento. Desde ese año, el 29,4 por ciento de las nuevas
instalaciones energéticas europeas han sido eólicas, y el 56,2 por ciento de
cualquier energía renovable.
A pesar del retroceso severo que la reforma energética ha
provocado en el sector en España, nuestro país sigue gozando de una posición privilegiada,
con 23 GW y el 17,9 por ciento del total de energía eólica producida en la
Unión Europea. Sumando el liderazgo alemán, con 39,2 GW y el 30,4 por ciento,
entre estos dos países se acumula el 48,3 por ciento de la capacidad europea.
España, no obstante, apenas instaló 27,5 MV en 2014, una cantidad inferior a la
de otros 16 países europeos, y nada que ver con los 175,1 de 2013, una cifra
que ya indicaba un retroceso pero dentro de un camino todavía de crecimiento.
Las nuevas instalaciones de 2014 las dominaron con firmeza Alemania (5.279,2 MV),
Reino Unido (1.736,4), Suecia (1.050,2) y Francia (1.042). Los países que no
contribuyeron en 2014 con nueva potencia eólica fueron Chipre, Hungría,
Letonia, Luxemburgo, Eslovaquia y el único país europeo que no tiene acceso a
esta fuente de energía, Malta.
El crecimiento de la energía eólica no es sólo un gran dato en sí mismo, sino que además explica que otras tecnologías mucho menos respetuosas con el medio ambiente van
perdiendo terreno de forma progresiva. Los 11,8 GW eólicos sumados en esos doce meses y el 43,7 por
ciento del total de las nuevas instalaciones hacen de esta fuente de energía la más
importante de 2014. Por detrás de la eólica se sitúan la energía solar (8 GW y 29,7 por
ciento), el carbón (3,3 GW y 12,3 por ciento) y el gas (2,3 GW, 8,7 por ciento).
Aún más, durante 2014 apenas dejaron de emplearse 423,5 MW de energía eólica que ya estaban en funcionamiento,
por los 7,2 GW de carbón, 2,9 de gas y 1,1 de combustible fósil, lo que
demuestra a las claras que la apuesta por las renovables en general y por la
eólica en particular es ya irreversible.
En la presentación del informe, el consejero delegado de
EWEA, Thomas Becker, aseguró que “inyectar capital financiero en las industrias
europeas antiguas está empezando a parecer poco inteligente, y en contraste las
renovables siguen empujando y la inversión en la eólica sigue siendo atractiva”.
Eso sí, advirtió que no es un momento para ser complaciente con estos números
porque “la inseguridad regulatoria en el sector energético es una amenaza al
crecimiento continuo de la energía sostenible y propia que garantizará la
seguridad energética europea y su competitividad a largo plazo”. En ese
sentido, se mostró convencido de que “es el momento de que los líderes
políticos europeos creen una auténtica unión energética europea”, recordando
que los países del sur y del este están sufriendo por los “duros y erráticos
cambios en el escenario político”. Por eso, se mostró convencido de que la
concentración en los grandes mercados seguirá en alza en 2015.
El informe completo de la EWEA se puede consultar en este
enlace.