jueves, 31 de octubre de 2013

Un estudio español demuestra que la energía eólica reduce la emisión de CO2 en todos los casos


Según los datos de la Asociación Mundial de la EnergíaEólica (WWEA), el uso de la energía eólica redujo las emisiones de CO2 en unos 23 millones de toneladas sólo en el año 2011. Sin embargo, algunos sectores han cuestionado durante bastante tiempo la eficacia de los parques eólicos y los generadores en la lucha por reducir esas emisiones, recordando que en los procesos de fabricación, instalación y mantenimiento de los aerogeneradores sí se genera CO2 y, sobre todo, defendiendo que en las fases en las que hay viento suficiente y los parques eólicos reciben energía de centrales térmicas no hay una efectiva batalla contra la emisión de gases.

Pues bien, esas dudas quedan desmentidas con el informe realizado por un grupo de investigadores de la Escuela Universitaria de IngenieríaTécnica Industrial de la Politécnica de Madrid, realizado en el seno del Másterde Energía Renovables y Medio Ambiente (ERMA) y publicado por la revista Energy. Según este trabajo, incluso en mercados energéticos en los que la energía eólica se complementa con la producción de plantas térmicas, que sí son generadoras de CO2, la contribución real a los objetivos de reducción de emisiones es positiva gracias al uso de la energía eólica.

El estudio parte de los datos de 2011. Según muestra, las emisiones son menores a medida que la energía producida mediante el viento va reemplazando a la convencional. Las reducciones de CO2 no tienen la misma equivalencia: a baja penetración, se reduce prácticamente en su totalidad la emisión por cada MWh introducido; pero a alta penetración, en cambio, las reducciones se quedarían en un 80 por ciento. El dato, aunque demuestra que sí hay emisiones, rebate a quienes pensaban que esa reducción no sería significativa, ya que ese porcentaje es considerablemente alto y, por tanto, muy beneficioso en la lucha contra el efecto invernadero.

La clave de este proceso es lo que se conoce como ciclado, un término que hace referencia a los cambios producidos en las plantas de gas o carbón por diversas razones, siendo una de ellas la generación de energía por medio de fuentes renovables, y que redundan en un mayor gasto de combustible por MWh producido. Uno de los problemas que sí tiene la energía eólica es que el viento no es una fuente constante. Esa intermitencia y la intervención en el proceso de las centrales térmicas es lo que provocó que algunos informes llegaran a defender que la reducción de CO2 con este sistema no era significativa o, incluso, era negativa, dato que ahora queda desmentido.

El objeto de este estudio de los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid fue la interacción de la producción eólica y las plantas térmicas a lo largo de 2011 y observando escenarios en los que la eólica causa importantes desvíos en la programación de dichas plantas. El análisis, de escenarios reales y de escenarios sin viento para las 36 plantas de gas y 51 de carbón que hay en España, revela que éstas no se usan de forma consistente como carga base de la producción de energía eólica. El estudio incluye algunas recomendaciones para mejorar la efectividad de las fuentes de potencia, relativas a la gestión del sistema eléctrico o el almacenamiento de energía.

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